La UGR concienció sobre el alcoholismo

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La Universidad de Granada se suma a la iniciativa «Un mensaje saludable por un objetivo común” liderada por la Red Española de Universidades Saludables (REUS), en su responsabilidad de incorporar e integrar la promoción de la salud en el ámbito educativo universitario. La campaña de este mes se centra en la prevención del consumo de alcohol.

Según el último informe de la OMS sobre el alcoholismo, España presenta un consumo de alcohol ‘per cápita’ mayor que el de la media europea. El informe establece que el exceso de alcohol provocó la muerte en 2016 de tres millones de personas en el mundo, de las cuales, más del 75% fueron hombres. Estas muertes son causadas por accidentes y violencia en el 28% de los casos; el 21% por trastornos digestivos; el 19% por enfermedades cardiovasculares, y el resto fueron debidas a enfermedades infecciosas, cánceres o trastornos mentales.

En este sentido, desde el Secretariado de Campus Saludable del Vicerrectorado de Igualdad, Inclusión y Sostenibilidad, se insiste en la recomendación de reducir la dispensa de bebidas alcohólicas en las cafeterías y comedores universitarios y de concienciar sobre su efecto nocivo.

El abuso de alcohol tiene género

Un equipo dirigido por la profesora de la Universidad de Granada Nuria Romo, antropóloga e investigadora española referente en los estudios de género y drogodependencias, y en el que participan de manera interdisciplinar profesionales en Ciencias Sociales y de la Salud, procedentes de las Universidades de Granada, Sevilla y Albacete, desarrolla una línea de investigación en la que se visibilizan aspectos relacionados con las desigualdades de género en salud con el uso y abuso de alcohol.

“Nuestros estudios abordan el estudio de los consumos de alcohol entre los y las jóvenes y las consecuencias que el beber en exceso en la esfera pública tienen para chicos y chicas”, explica la profesora Romo. El abuso del alcohol ha sido considerado un problema de los varones. Sin embargo, las chicas jóvenes en España han cambiado esta tendencia epidemiológica en la última década. La información epidemiológica disponible muestra que las chicas consumen alcohol en mayor proporción que los chicos en las edades más jóvenes.

Según los datos de la última Encuesta Nacional (ESTUDES, Encuesta Nacional de Uso de Drogas en Estudiantes de Secundaria de 14 a 18 años), la prevalencia del consumo de alcohol es mayor en chicas con una tasa de 77.5%, que en chicos, con un 74.1%. (Datos ofrecidos por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional de Droga, 2018).

Según recoge la investigación es reseñable, desde el punto de vista de la salud pública, que las chicas son las que llevan a cabo una mayor proporción de consumos “por atracón”, es decir, más de 5 o más vasos de bebidas alcohólicas en un intervalo aproximado de dos horas, siendo estas bebidas con frecuencia destiladas. Asimismo, los datos epidemiológicos muestran que ha aumentado la presencia de las niñas a las edades más tempranas (14 y 15 años) para los patrones de consumo intensivos, también conocido como “bingedrinking” (17,1% 26,7% niñas; 12,9% 23,7% niños). Del mismo modo, a la edad de 14, 15 y 16 años, el porcentaje de niñas que se ha emborrachado en el último mes es mayor con un 11,7%, 18,9%, 27,9 % respectivamente, comparado con el 7,6% 15,9% 27,5% de los niños

“Estos datos y los resultados de nuestras investigaciones muestran que las chicas están redefiniendo el sistema de género a través de sus prácticas relacionadas con el consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas como el tabaco, generando rupturas de los roles tradicionales de género y ocupando un espacio tradicionalmente masculino. Ello supone un importante cambio social que tiene un impacto directo en las identidades y subjetividades de las personas; generando nuevas expectativas y demandas sobre los códigos de feminidad y masculinidad”, explica Nuria Romo.

El estudio recoge que son muchas las consecuencias relacionadas con el uso y abuso de alcohol que tienen género: los efectos a nivel físico y sobre la salud relacionados con las diferencias biológicas, pero también los efectos a nivel social y cultural. “Debemos tener en cuenta las desigualdades que por razón de género afectan a las chicas y mujeres cuando participan en los espacios de ocio recreativo y que están relacionadas con violencias de carácter sexual: presión e insistencias por mantener relaciones sexuales a pesar de haber manifestado un no por respuesta; situaciones de acoso: tocamientos, comentarios incómodos, persecuciones; y el sentimiento de miedo como constante”.

A ello se le une la mayor presión social por mantener una apariencia respetable, las sanciones sociales cuando transgreden los códigos de la normatividad de género, así como la obligación de tener que manejar los riesgos cuando beben. En este sentido, resultados de nuestras investigaciones han mostrado cómo la violencia contra mujeres y niñas está presente en los espacios de ocio nocturno juvenil, a través de distintas formas de violencia psicológica, sexual y tecnológica, dentro y fuera de las relaciones de noviazgo.

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