El tomate «global».

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David UclésLa idea globalización ha llegado a todos los mercados, incluido a las frutas y hortalizas, tal y como quedó patente en la última edición de Fruitlogística. Lo que sucede en el mercado del tomate, o de las frutas y hortalizas no es ajeno a lo que está ocurriendo en el conjunto de la economía mundial. También este mercado está sujeto a las fuerzas que explican el pasado inmediato y el futuro de nuestra economía:

El proceso de globalización, que supone mercados agrarios a medio y largo plazo, más competidores y más competencia en todos los mercados (incluso en el de los productos agrarios). Asimismo implica compañías más grandes para aprovechar las ventajas de la especialización internacional.

El nuevo poder del comercio minorista. Las empresas de la distribución minorista han sabido acceder a las mencionadas ventajas de la globalización, ganando cuota de mercado e imponiendo su ley en el canal de distribución. Las estrategias actuales de estas empresas se centran en la expansión horizontal a través de su presencia en diversos formatos comerciales y, en segundo lugar, en la potenciación de sus marcas blancas.

El nuevo consumidor. Asistimos al nacimiento de una nueva categoría de consumidores, más y mejor informados, más autónomos. Este nuevo cliente, al tiempo que se muestra preocupado por cuestiones sobre seguridad, salubridad y asuntos sociales, es más escéptico que nunca con los mensajes que le llegan desde el lado de los distribuidores y fabricantes.

Hasta aquí el entorno en el que nos debemos desenvolver. Almería debe ser consciente de su “lugar en el mundo”. A las cifras que solemos decir como autómatas de superficie, número de agricultores y producción (casi 3 millones de toneladas), hay que añadir una segunda capa de información relacionada con el tomate: El tomate es desde hace unos años el principal producto hortícola cultivado en la provincia. Almería representa el 6% de la producción europea de tomate, tanto como Portugal, y más que Francia u Holanda. Las exportaciones de tomate de Almería son ellas solas el 47% de las españolas y, en términos de compras internacionales de los países de la UE, suponen el 17%.

Por otro lado, la agricultura protegida en Almería dispone de las ventajas que supone ser el eje vertebrador de un importante distrito agroindustrial, en el que las empresas no sólo compiten, sino que también colaboran y se produce una difusión muy acelerada del conocimiento, contando con el apoyo de una red social receptiva a las necesidades del sector.

Almería cuenta con experiencia acumulada en las relaciones comerciales internacionales, posee dimensión suficiente para ser un elemento indispensable en el mercado de frutas y hortalizas europeo y actúa o puede actuar como cruce de caminos entre África y Europa o América y Europa.

Existe el riesgo, bien es cierto, de unos precios que tienden a la baja –merced al proceso de comoditización al que se están sometiendo la mayor parte de las mercancías–, y de un tejido empresarial que debe afrontar el reto de la escala. Ese reto tiene muchas vías de superación, algunas excluyentes pero, en cualquier caso, más baratas en términos económicos y sociales que dejar que el mercado vaya eliminando a los menos eficientes.

Al margen de estos riesgos y oportunidades, en Almería y en el sector del tomate aún hay muchas cosas por hacer, desde la búsqueda de cooperación con otras áreas productoras o con otros elementos de la cadena de distribución, hasta la innovación en producto y en marketing, pasando por la introducción de nuevas variedades y nuevos desarrollos en el campo de los alimentos funcionales.

Artículo extraído del blog  de David Uclés http://capeandoeltemporal.blogspot.com/

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