El déficit de control de impulsos tiene un origen genético

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Una colaboración más de máximo prestigio de la Universidad de Almería (UAL), ahora con la Universidad de Cambridge, ha permitido identificar la genética relacionada con el ‘rasgo vulnerable’ en el ‘déficit de control de impulsos’. En concreto, ha sido la doctora Margarita Moreno Montoya, profesora del Departamento de Psicología e investigadora en el Centro de Investigación en Salud de la Universidad de Almería, quien ha participado activamente en un estudio con el Departmenty Psychology y con el Behavioural and Clinical Neuroscience Institute de la institución académica británica.

Enmarcado en el proyecto europeo IMAGEN y realizado con un estudio preclínico en investigación con roedores, el grupo de trabajo ha identificado un gen heredable, beta hemoglobina, a través del estudio en distintas generaciones de dichos roedores con déficit en control de impulsos de la conducta, un hallazgo de una gran relevancia traslacional.

De hecho, ofrece nuevas pistas sobre los mecanismos neurobiológicos para identificar a los individuos vulnerables, para poder actuar y tratar mejor los trastornos psicopatológicos del déficit en control de impulsos que pueden ser muy graves por sus consecuencias personales, familiares y sociales.

Fallo en la función ejecutiva de la conducta

Y es que este déficit es un fallo en la función ejecutiva de la conducta, que nos predispone a comportamientos “impulsivos, prematuros, arriesgados e inapropiados”. Su disfunción se relaciona con vulnerabilidad a distintos trastornos psicopatológicos, como son la adicción, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad TDHA, el trastorno obsesivo-compulsivo TOC, el autismo y la esquizofrenia. El estudio, dirigido por el doctor Jeff Dalley, ha sido publicado en la revista de impacto internacional ‘Scientific Reports’, del prestigioso grupo editorial Nature.

Margarita Moreno, con experiencia en la investigación preclínica en impulsividad-compulsividad en la UAL, ha contribuido en él gracias a una estancia financiada por el programa nacional de becas de movilidad en el extranjero ‘José Castillejo’, del Gobierno de España, y gracias al apoyo de su grupo de investigación, ‘Psicofarmacología, neurotoxicología y neuropsicología’, de la UAL.

Respecto a su contribución específica, se ha centrado en la identificación comportamental de individuos con fenotipo vulnerable a la impulsividad medida por la tarea 5-CSRT task, análoga a la CPT task en humanos. Los ‘individuos impulsivos’ tienden a realizar más errores por sus respuestas prematuras en esta tarea de atención sostenida. Esta investigadora de la UAL ha participado en la creación e identificación de tres generaciones de animales impulsivos, a lo que cabe añadir que dicha identificación y generación del fenotipo impulsivo de estos animales ha revelado que este es un rasgo de conducta heredable. Lo ha determinado mediante análisis de transcriptómica con PCR, a través del cual ha identificado como el responsable al ‘cromosoma 1’, con distintos genes candidatos, en el que el más relevante es la beta hemoglobina.

Moreno ha agradecido a Jeff Dalley y a Trevor Robbins “la oportunidad de participar es este estudio” que ha supuesto un impulso en su línea de investigación, así como “fructíferas colaboraciones en otros trabajos entre la Universidad de Cambridge y la UAL”. En el plano personal, ha hecho lo propio con familia y amigos, ya que ha realizado esta estancia compatibilizando su reciente maternidad “con el esfuerzo de desarrollar carrera investigadora en el extranjero, algo a reseñar a la hora de considerar los esfuerzos de muchas mujeres en el desarrollo de sus carreras científicas”. Por último, ha mostrado su apoyo “a todos los investigadores españoles en sus esfuerzos personales en realizar estancias para mejorar la investigación en su carrera y en el conocimiento que revierten en sus universidades”.

Como aportación final, la también coordinadora del Máster en Ciencias del Sistema Nervioso UAL-URV, ha dejado una reflexión acorde a “estos tiempos” del COVID-19: “La búsqueda de una vacuna parece la salvación de nuestra sociedad y modo de vida, y se demuestra cómo la investigación preclínica con animales de experimentación es fundamental para salvar vidas; este estudio, y todos, cumplen con las normativas europeas y nacionales sobre la ética de la investigación con animales, y ello nos ayuda a identificar y encontrar soluciones a los problemas de salud, tan vitales para nuestra supervivencia”.

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