ANSE anilla cerca de 2.400 aves de una treintena de especies en la isla Grosa

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Curruca capirotada anillada en Isla Grosa © F.A. Castellanos/ANSE

Un total de casi 2.400 aves de más de una treintena de especies distintas han sido anilladas en isla Grosa durante la campaña de anillamiento que desarrolla la asociación ANSE dentro de un proyecto para el estudio de la migración de las aves paseriformes en pequeñas islas del Mediterráneo.

Durante la campaña de este otoño, que ha durado 42 días, se han marcado un total de 2.389 aves de 35 especies. La especie más abundante ha sido el petirrojo europeo (Erithacus rubecula), que abarca casi la mitad de las capturas. Otras especies habituales han sido el colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), mosquitero común (Phylloscopus collybita) y curruca capirotada (Sylvia atricapilla). Todas ellas son especies que se reproducen en buena parte del continente europeo y pasan el invierno en el sur de Europa y norte de África.

Lo más destacable de esta última campaña ha sido la recuperación de tres aves con remite extranjero (una curruca capirotada y un mosquitero común de Bélgica, y un petirrojo de Italia), así como el anillamiento de un papamoscas papirrojo (Ficedula parva), especie que se reproduce desde el noreste de Europa hasta el oeste de Rusia, y pasa el invierno habitualmente en el sur de Asia. Es el único registro de esta especie en España durante este otoño, hasta el momento. Además, ANSE ha recibido recientemente la información de un papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca) que fue anillado en su segundo año de vida en 2017 en Turku (Finlandia) a 3.000km de distancia, y fue recapturado la pasada primavera en isla Grosa. Este ejemplar, de apenas 12 gramos de peso, ha cruzado el mar Mediterráneo en 6 ocasiones, acumulando varias decenas de miles de kilómetros recorridos.

Cada año las aves migratorias vuelan desde sus áreas de invernada en África a sus zonas de reproducción en el continente europeo, emprendiendo el viaje de regreso hacia el sur tras la temporada de cría. Es en esos viajes a mitad de camino de una vida entre dos continentes, cuando las pequeñas islas del Mediterráneo, como isla Grosa, juegan un papel fundamental como lugares de parada, refugio y alimentación de estas pequeñas aves.

ANSE estudia la migración de aves en este enclave desde hace más de una década. En este tiempo se han obtenido valiosos datos de decenas de miles de aves que han pasado por isla Grosa durante sus periplos migratorios. Además, se han obtenido decenas de recuperaciones de aves marcadas en otros países, algunos tan lejanos como los países escandinavos y Rusia. Esta información ayudará a conocer mejor las rutas migratorias y comprender cómo les afectan fenómenos como el cambio climático.

La campaña ha sido desarrollada de manera totalmente altruista por anilladores y voluntarios de ANSE, que ha cubierto los costes de manutención y desplazamientos a la isla, con la correspondiente autorización de la Oficina de Impulso Socioeconómico del Medioambiente de la Región de Murcia.

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